lunes, 12 de abril de 2010

¿Por qué tanto rencor?

En Chávez, ni el olvido ni el odio prescriben. Vive bajo esos anatemas zurcidos a la piel. Nunca ha poseído la altura de un estadista, al seguir siendo un político de zumba y dale, amenazador y despreciativo. Un provocador. Intentó un golpe de Estado y a él le hicieron lo mismo. Rafael Caldera lo indultó. Ocupando ahora la presidencia, solamente concede gracia a reos comunes Nunca a un preso de conciencia.

Han trascurrido ocho años de los sucesos de abril de 2002, y continúa con idénticas amenazas, aborrecimientos, rencores e ignominias que el primer día.

Juró ante un crucifijo - al regresa manso a Miraflores, y aparentemente un poco más sensato - dialogar con la oposición democrática, ser más tolerante y administrar sin rupturas internas. Hueras promesas vueltas borrasca, chispas y centellas.

Hoy actúa mucho más aforado, y siente desprecio contra el 68 por ciento de los ciudadanos que no aceptan su manera despectiva de llevar las rindas del gobierno. Pretende implantar el comunismo o convertir en cenizas la nación.

Asume la creencia de haber sido enviado por el Averno a manejar Venezuela sin miramientos y bajo la égida de sus propios caprichos. Se cree inundado de ciencia infusa. Fuera de su latifundio absorbente, los desterrados de ella padecerán villanías espeluznantes. Solamente su yo salva, redime y, llegado el instante, su verbo vehemente reconfortará.

Habiendo alguna vez jurado defender los valores democráticos, expectora ahora sobre ellos tras arrojarlos en uno de los inodoros del palacio de Misia Jacinta.

Simón Bolívar se reencarna en su figura. Se cree ungido e investido de tanto poder, que su despotismo no tiene parangón en los 200 años de la historia patria.

En diciembre de 2008, la sociedad civil lo derrotó en unas elecciones cuyo tema fundamental era su designación como jefe del Estado vitalicio. Ante su estrepitoso fracaso, se juró a sí mismo no respetar la "victoria pírrica" de la mayoría, y lo está ejecutando de una forma espeluznante: haciendo trizas el paradigma republicano.

El rey Juan Carlos en cierta ocasión presentó a los españoles los siguientes razonamientos:

"Los triunfadores en una auténtica democracia han de gobernar no sólo para los que les han votado, sino también para los que se han inclinado por opciones distintas. No se trata de arrollar con sus votos parlamentarios a cuantos sustentan opiniones dispares, sino de aceptar cuanto éstas puedan tener de bueno. En caso contrario se puede llegar paradójicamente a una dictadura democrática en la que, además, el Parlamento pierde importancia y protagonismo".

Presidente Chávez: asuma el sonido armonioso de esa mandolina venida de un monarca rodeado de portentosos valores humanísticos. Usted esta pediendo su liderazgo a espuertas, y es tan obtuso ante la realidad, que cree seguir siendo idolatrado por el pueblo. Temible error.

Posee una corte de lisonjeros, mintiéndole a mansalva, al tenerle miedo, no admiración. Ha perdido usted el norte, y los vasos comunicantes con la sociedad ya comienzan a estar obstruidos.

Alguna noche abra la claraboya del palacio, mire las estrellas y absorba la soledad, ese airecillo arenoso que le va llegando. Cuando se quiera dar cuenta, será un yermo polvoriento. Nada es más efímero que el poder.

El odio, es bien sabido, procede de la corrupción del corazón, del extravío del entendimiento.

Rafael del Naranco

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