domingo, 27 de enero de 2008

Cuentos de Horror

Primer Cuento
Luisa salió de su trabajo, cuando prendió el carro, se quitó los zarcillos Cartier, la pulsera Bulgaris, y el reloj Tag Heuer, los metió todos en su cartera junto con los lentezotes Ray-Ban.

En la cola de la autopista, la interrumpe una pistola que golpetea su vidrio, sorprendida le baja el volumen al I-Pod, y entendiendo la indicación de entregar el reloj, le hace muecas desesperadas al asaltante indicándole que no tiene, al señalar su muñeca desnuda, el asaltante se ríe, y señala la cartera de Luisa, el ya sabe que lo tiene guardado allí.

Luisa abre el vidrio, y al entregar el reloj, el asaltante le arranca la cartera completa y sale pitando en su moto. Luisa en medio del terror choca su carro.

Segundo Cuento
En el metro, entre Plaza Venezuela y Colegio de Ingeniero, irrumpen en el vagón, tres asaltantes encapuchados, le quitaron a los 50 pasajeros, cuchillos en mano, carteras, relojes, efectivo, lentes, MP3’s, walkmans, loncheras, morrales y una que otra camisa de marca.

Finalizando el raqueteo, la única mujer asaltante, resuelve darle un agarrón a la novia de Felix, quienestá aterrada con la experiencia. Félix le tira un golpe a la asaltante, en ese mismo momento, recibe una puñalada de su compañero, todos salen corriendo impunes en la estación siguiente.

Tercer Cuento
Todas las noches Juan Pedro llega en su carro nuevo a la puerta del estacionamiento de su edificio, con la precaución que las lecciones sobre inseguridad enseñan en los cuentos que ruedan por la ciudad, Juan pincha el botón del control remoto, y la puerta eléctrica se abre lentamente.

Mira para todos lados, revisa el movimiento de cualquier cosa alrededor, y apenas puede, corre a meterse con su carro en el estacionamiento, convencido de que está protegido.

Todas las noches se acuesta pensando en la fortuna de tener estacionamiento, pues resguarda su carro nuevo que le cuesta mensualmente 1.500.000 Bs de los de antes, ¡que suerte!.

Ese día dejó el carro protegido con todos los seguros que le obligó a poner Mercantil, su aseguradora, tranca palanca, alarma, y protección satelital. Este carro no se lo lleva nadie, piensa.

La sorpresa en la mañana siguiente fue encontrar el puesto de estacionamiento vació.

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Los cuentos de horror se han adueñado de las reuniones sociales, todo el mundo tiene un cuento, y el nivel de horror aumenta con el nivel de alcohol, sobre todo porque la realidad supera la ficción. Las luces se apagan, todos creen que es para hacer ambiente oscuro que acompañe los cuentos, se equivocan, es un asalto.



El Autor

Ivan Enrique Rojas Loynaz
Caracas, Miranda, Venezuela

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